Cuando se trabaja en un determinado campo laboral, existen multitud de factores, elementos y conceptos que, sin pertenecer totalmente a dicho campo, tienen una gran importancia, bien debido a la información que aportan, o bien a que resulta totalmente necesario su conocimiento para desarrollar un buen trabajo.
En el ámbito del maquillaje podemos encontrar esta situación, ya que puede darse el caso de contar con profesionales que conocen a la perfección todos y cada uno de los productos a utilizar durante una sesión de trabajo, pero que desconocen en gran medida cuáles son las situaciones idóneas para aplicarlos. Realmente este no es un caso general ni extendido dentro del mundo del maquillaje profesional, pero sí que es cierto que profundizar más en el conocimiento de ciertos campos puede suponer una enorme mejora en cuanto a calidad de trabajo y eficiencia durante el mismo, ya que este se realizará de una manera mucho más rápida sin tener que dudar entre uno u otro producto, tono o estilo.
Es, en este punto, donde el visagismo entra en juego, y los conocimientos relacionados con este campo pueden aportar una información valiosísima a la hora de trabajar como maquilladores o maquilladoras profesionales.
¿Qué es el visagismo?
El término visagismo procede de la palabra francesa visage, el cual significa cara o rostro, mientras que la terminación -ismo hace referencia a doctrina, teoría, tendencia... Así pues, si unimos estos dos significados nos encontramos con que el visagismo se encarga del estudio de las formas y proporciones del rostro en todos sus aspectos y elementos.
Uno de los conceptos más importantes dentro del mundo del maquillaje es el del tipo de rostro que se va a maquillar, y este se define en función de la forma del mismo: alargado, ovalado, redondo, cuadrado, en triángulo... pero este concepto podemos decir que es solo una parte del visagismo ya que este va mucho más allá analizando todos y cada uno de los elementos que componen nuestra cara.
El tamaño de los ojos, la separación de los mismo, la forma y tamaño de la nariz, de los labios, su situación dentro del rostro, la forma de las cejas, la proporción en cuanto a tamaño de la frente... todos estos aspectos van a ser estudiados por el visagismo y ofrecen una información muy valiosa a la hora de realizar un trabajo de maquillaje, y también en los trabajos de peluquería o estilismo.
Y no solo las formas y proporciones resultan importantes, también se les presta especial atención a los colores empleados, tanto en el trabajo de maquillado como en el trabajo de peluquería.
Sí, además, queremos añadir más ingredientes a la receta que propone el visagismo, se puede decir que la tendencia del momento en el cual se está realizando el trabajo también va a tener influencia a la hora de elegir un determinado estilo u otro.
¿Cómo podemos dar más protagonismo a unos ojos algo pequeños, y aumentar su expresividad? ¿Cómo podemos corregir las formas de determinados tipos de rostro? ¿Es la nariz de la persona sobre la cual vamos a trabajar demasiado grande y queremos disimular algo sus proporciones? ¿Qué color de tinte para el cabello resultará el más favorecedor para este tono de piel? Estas son algunas de las preguntas en las que el visagismo nos podrá a ayudar a afrontar y encontrar la respuesta adecuada junto con, obviamente, un buen manejo de las técnicas de maquillado y un conocimiento perfecto de todos y cada uno de los productos a utilizar.
Algo de historia sobre el concepto de visagismo
Ya hemos apuntado que el término visagismo procede de la palabra francesa visage, por lo tanto, podemos intuir que el visagismo tuvo su aparición en el país galo.
Y así es, ya que el creador o fundador de este término o teoría, en la década de los años 80, fue un estilista francés llamado Claude Juillard, licenciado en bellas artes y posteriormente convertido en estilista, ámbito en el cual aplicó los conceptos adquiridos previamente.
Uno de los principales motivos que le llevó a profundizar y avanzar en su teoría fue el hecho de que, durante las sesiones de peluquería, habitualmente no se tenía en cuenta ni la forma del rostro ni el color de piel de las mujeres sobre las que se estaba trabajando, algo que tiene una gran importancia a la hora de decantarse por un tipo de corte de pelo u otro.
Además, creó también el espejo tridimensional, herramienta muy utilizada en la actualidad dentro del mundo del visagismo, ya que permite ofrecer a la persona que está siendo peinada o maquillada ver una imagen de sí misma en tres dimensiones, y no una imagen plana como ocurre en los espejos tradicionales.
El resultado de los trabajos en los cuales se han tenido en cuenta los conceptos aportados por el visagismo suele ser es de un cliente o clienta satisfecho de haber recibido exactamente lo que había pedido, o de un cliente o clienta que realmente ha mejorado su imagen.
Tal es la repercusión de esta teoría dentro del mundo del estilismo, que el propio Claude ha ido creando (y consolidando como marca registrada), términos como Visagism Total Look®, el cual incluye otros conceptos como Gesture, que atiende a los gestos y expresiones de la persona sobre la que se trabaja en lugar de a sus palabras; los Servicios Parciales Personalizados, que pretende tratar a cada cliente como único, o el Visagismo 3D.
Evidentemente, en el campo laboral del maquillaje profesional no va a ser necesario recurrir a estos servicios o aplicarlos de manera estricta, pero sí que será, como bien hemos apuntado, conocer algunas de las ideas que ofrece el visagismo.
¿A qué aspectos o elementos se debe atender a la hora de maquillar a una persona?
Siendo simplistas y realistas: a todos, tanto en su forma como en su proporción. Evidentemente vamos a profundizar algo más en esta dirección, y enumeraremos los rasgos y formas más características que tienen influencia durante el maquillado de cualquier persona.
Tipos de rostro
La forma general que presenta la cara de una persona puede ser encasillada en diferentes categorías ya establecidas que atienden a las proporciones que configuran su contorno. Así pues, encontramos:
Rostros ovalados: considerados como la forma más perfecta, son aquellos que presentan una proporción adecuada en todas sus proporciones, las cuales incluyen la frente, el mentón y los pómulos principalmente. En este tipo de rostro se puede aplicar cualquier técnica o estilo de maquillaje.
Rostros rectangulares: en general son más largos que anchos, presentando el mentón, los pómulos y las sienes casi en una misma línea vertical. En ellos se deberá aplicar sombras en la zona posterior del mentón, cerca de la oreja, y en las sienes.
Rostro en triángulo invertido: presentan una frente notablemente más ancha que la barbilla, y unos pómulos algo más estrechos que la frente, dando esa sensación de estar observando un triángulo con su base arriba. En ellos se deberá enfatizar la iluminación en la zona del mentón y aplicar las sombras en las sienes.
Rostro en triángulo: en este caso nos encontramos en la situación inversa a la del triángulo invertido, ya que tenemos un mentón notablemente más ancho que la frente y, por lo tanto, ese triángulo que antes imaginábamos ahora tiene su base en la zona inferior. La forma de proceder durante el maquillado será pues, la contraria a la explicada antes, es decir, aplicar las sombras en la zona del mentón y el iluminador en la zona de las sienes.
Rostro cuadrado: nos encontramos en un caso similar al del rostro rectangular, con la diferencia de que no predomina ni la altura ni la anchura, Son caras de mandíbulas y frentes anchas, que ofrecen unas facciones muy marcadas y algo endurecidas. En este caso se deberá aplicar sombras tanto en las sienes como en el mentón para suavizar estas formas.
Rostro redondo: los rostros de forma redonda son aquellos que, como se puede suponer, muestran un aspecto de círculo casi perfecto. Suelen ser caras de aspecto dulce, muy joviales. En general no les favorecen los peinados cortos, y a la hora de maquillarlos se deberá aplicar algo de sombra, sin ser excesiva, en sienes y mentón, de esta forma se aproximará a la forma ovalada.
Rostro en diamante: Por último, los rostros en diamante son aquellos que presentan una frente y una barbilla estrechas, pero unos pómulos muy marcados, de forma que obtenemos la forma de un polígono que nos puede hacer recordar a la silueta de un diamante.
Tipos de facciones
Una vez se conocen las principales formas que poseen los rostros de la población en general, es el turno de atender a los elementos que contienen estos rostros y que nos van a definir las facciones de cada persona.
Para definir las facciones se tienen en cuenta aspectos como la mayor o menor facilidad para visualizar o percibir algunos huesos de la cara, como por ejemplo los pómulos, independiente de su posición en la misma (ya que a este aspecto ya hemos atendido al clasificar los tipos de rostro), y también a la forma y proporción de otros elementos presentes en el rostro, como la frente, los ojos o los labios.
De manera general, las facciones se pueden clasificar en cuatro categorías:
Facciones exóticas: En primer lugar, se debe decir que las facciones exóticas serán diferentes en cada región del mundo, ya que se suele atribuir esta calificación a aquellas facciones que son diferentes a las que se encuentran presentes en un determinado país.
Así pues, en España, se pueden considerar exóticas las facciones con aires asiáticos, sudamericanos o árabes, mientras que en otras regiones o países, las facciones típicas del sur de Europa serán consideradas exóticas.
En general, a las personas con este tipo de facciones se les puede aplicar estilos de maquillaje modernos y atrevidos.
Facciones clásicas: son aquellas que se asemejan a los cánones de belleza que se proponían en épocas antiguas, como la de los griegos.
Se trata de bellezas que nunca pasan de moda y, sobre este tipo de facciones no suele resultar adecuado aplicar estilos modernos o rompedores. Los que más favorecen son los estilos clásicos y sencillos.
Facciones aniñadas: Seguro que en más de una ocasión habremos coincidido, o conoceremos, a alguien que teniendo ya una cierta edad alejada de lo que se considera la niñez, tiene un rostro que sigue ofreciendo ese aspecto, el de una persona muy joven. Estas son las que se consideran facciones aniñadas.
Se caracterizan por tener los elementos que componen nuestro rostro más juntos de lo habitual, lo que supone una frente, sienes y mejillas muy amplias.
Este hecho se deberá tener en cuenta a la hora de aplicar iluminador en estas zonas, ya que podríamos estar creando un exceso de protagonismo.
Una técnica que suele dar buen resultado en este tipo de caras es el contouring, ya que permite resaltar los elementos del rostro que pueden haber perdido protagonismo frente a la frente, sienes y mejillas.
Evidentemente, se debe tener cuidado en aplicar esta técnica para no conseguir el efecto contrario.
Facciones duras o marcadas: El último tipo de facciones que podemos encontrar son las facciones marcadas o duras.
Se trata de un tipo de facciones algo habitual en nuestra sociedad y, en algunas ocasiones pueden resultar poco femeninas, algo que no quiere decir para nada que las mujeres que cuentan con este tipo de facciones carezcan de belleza.
Particularidades en función de la forma y proporciones de diferentes elementos del rostro
Por último, solo queda conocer cuáles son las particularidades más comunes entre la población en función de la forma y tamaño de determinados componentes del rostro como son:
La frente
Para tratar con las diferentes proporciones de frente, normalmente se suele recurrir al cabello, ya que es el principal elemento que permitirá disimular aquellas muy amplias. En cualquier caso, los tipos de frente que se pueden encontrar fuera de aquellas consideradas con una proporción normal son las frentes anchas y las frentes estrechas.
Sobre las frentes anchas, como ya se ha apuntado, se suele utilizar el flequillo del cabello para reducir o cubrir su extensión. A la hora de maquillar este tipo de frentes se deberá tener especial cuidado con la cantidad de iluminador aplicado. La utilización de sombras y tonos oscuros será fundamental en estos casos, especialmente en su zona superior donde nace el cabello, así se conseguirá una sensación de estrechez mucho mayor.
Sobre las frentes estrechas se puede aplicar iluminador sin ningún tipo de miedo, y de forma horizontal para crear una imagen de amplitud. Dentro de las frentes estrechas podemos encontrar las que podemos llamar como frentes pequeñas, las cuales se deberán maquillar con tonos más claros que el resto del rostro, así se le otorga protagonismo. Además, resultará muy recomendable llevar las cejas delgadas para que no resten superficie a la frente.
La nariz
Por lo general, en lo que a la nariz se refiere, podemos encontrar además de aquellas que se consideran normales las catalogadas como narices pequeñas, narices anchas o grandes, y narices aguileñas.
Sobre las narices pequeñas se deberán aplicar tonos claros en su zona central, con la posibilidad de extenderlo hacia los laterales.
Las narices anchas requieren de la aplicación de sombras desde donde acaban las cejas hasta la punta de la nariz recorriendo todo el lateral de la misma. Si embargo, en la zona del tabique nasal se aplicará un tono más claro.
Las narices aguileñas son aquellas que terminan en un cierto pico curvado hacia abajo, por lo que el tono oscuro se aplicará tanto en el tabique nasal como en la punta de la nariz.
El mentón
El mentón o barbilla es otra de las regiones que ocupan una gran superficie del rostro y, por lo tanto, puede acaparar la atención, especialmente cuando cuenta con formas o proporciones algo particulares.
Dentro de las barbillas podemos encontrar las prominentes, las cuales cuentan con una pequeña hendidura debajo del labio inferior para luego, conforme va descendiendo, quedar en un plano más exterior de lo habitual. En este caso se aplicará corrector oscuro en la zona saliente de la misma.
Los mentones estrechos otorgan al rostro un aspecto alargado o afilado. Para corregir esta imagen se aplicará corrector claro o iluminador en las zonas laterales del mismo para conseguir que su aspecto sea el de una barbilla más ancha.
Por el contrario, los mentones o barbillas anchas requieren crear el efecto contrario, aplicando tonos oscuros en sus laterales para restar protagonismo a sus proporciones.
Por último, las barbillas o mentones cortas o escasas requerirán de la aplicación de un tono claro en toda su extensión para resaltar su presencia.
Estos son algunos de los aspectos que contempla el visagismo, y que pueden ser de gran utilidad a la hora de maquillar a una persona, ya que gracias a ello se podrán corregir o resaltar determinados defectos o cualidades.