Conocer los diferentes estilos y formas de realizar un trabajo de maquillado es algo fundamental, tanto para los trabajadores y trabajadoras del sector, como para cualquier mujer que en un momento dado decida aplicar una imagen diferente a su persona.
En el mundo del maquillado existen numerosas técnicas, cada una de las cuales se caracteriza por enfatizar el uso de un determinado producto, por aplicar mayor cantidad en determinadas zonas, o por presentar un proceso de realización algo particular que difiere del resto.
Sean cuales sean las características de estas técnicas y su proceso, lo más importante siempre va a resultar ser la imagen final que son capaces de ofrecer y, evidentemente, esta imagen diferirá en mayor o menor medida dependiendo del estilo escogido.
Por ello resulta muy recomendable conocer las posibilidades que se tienen al alcance de la mano y saber realizar correctamente tanto el proceso de maquillado, como conocer qué tipo de resultado final se obtiene con cada una de estas técnicas para poder escoger la más adecuada a la situación que deberá enfrentarse la persona maquillada posteriormente.
Son muchos los estilos de maquillado que primeramente realizan su aparición en personajes y actrices famosas de mundo del cine o la televisión, ya que son ellas las que sirven de "escaparate" para los más famosos y destacados maquilladores y maquilladoras profesionales.
En cualquier caso, siempre es posible conocer los pasos a seguir para realizar este tipo de trabajos y aplicarlos en nuestro día a día.
En este caso nos vamos a centrar en la técnica de maquillado conocida como strobing.
¿En qué consiste la técnica del strobing?
Como ocurre con la mayor parte de las técnicas y estilos de maquillado, el hecho de aplicar productos que ofrezcan iluminación o sombras en puntos clave del rostro constituye la base conceptual sobre la cual se va a asentar todo el proceso de trabajo.
Este también va a ser el caso del strobing, en el cual se enfatiza el uso de iluminadores en determinadas zonas de la cara para así poder resaltarlas y ofrecerles protagonismo. De hecho, la traducción al castellano de la palabra inglesa strobing es el término estroboscópico, el cual hace referencia al efecto que se produce al iluminar algo mediante destellos cortos y repetidos. Evidentemente el efecto al aplicar esta técnica de maquillado no va a ser el mismo, pero nos da una idea de por dónde andan encaminados los pasos a seguir y que tipo de productos van a ser los protagonistas.
En la realización de la técnica del strobing se aplicará iluminador de forma puntual sobre el rostro. ¿Y qué objetivo se persigue con esto? Dotar a esas zonas de un efecto visual de ampliación o expansión, a la vez que se les otorga protagonismo y se definen sus formas.
¿Qué son los iluminadores para esta tecnica?
El elemento estrella de la técnica del strobing es, como hemos podido ver, el iluminador. Realmente se trata de un producto utilizado en muchas otras técnicas de maquillado y también en el maquillado convencional. Se trata de un elemento de grandísima utilidad que, con el uso adecuado en los puntos concretos, podrá ofrecer una imagen increíble al trabajo realizado.
La principal función para la cual aparecieron estos productos en el mercado fue para poder reflejar la luz sobre el rostro en aquellas zonas donde era aplicado y, con ello, ofrecer un aspecto visual de vitalidad y se sensación de agrandamiento de esas zonas.
Dentro de la gama de productos de iluminadores podemos encontrar diferentes tonos y texturas:
Iluminadores en polvo: uno de los formatos más utilizados y que no requiere de una gran práctica y destreza para su aplicación. Adecuados para todas las zonas del rostro, una vez aplicados ofrecen una textura sedosa muy agradable.
Este tipo de iluminadores se aplica con una brocha de abanico casi al final del proceso de maquillado.
Iluminadores en crema: este tipo de iluminadores ofrecen una buena cobertura muy buena, pero sin embargo requieren algo más de destreza en su aplicación que los iluminadores en polvo, ya que se debe procurar que la transición entre el tono ofrecido por el iluminador y el resto de color de la cara se produzca de manera uniforme. Dentro de los formatos comerciales pueden existir diferentes variantes, como el tarro o el stick (similar a un pintalabios). El momento de aplicación de este tipo de iluminadores suele ser al final del proceso de maquillado.
Iluminadores líquidos: suelen ser los más equilibrados en cuanto a cobertura ofrecida y facilidad en su manejo. Es cierto que muchos productos líquidos de este tipo ofrecen un acabado con algo de brillo, en lugar de iluminación, y esto es algo a tener en cuenta en función del medio en el cual se vaya a encontrar la persona maquillada posteriormente, como por ejemplo la realización de una sesión de fotografía en la que se va a someter a la luz del flash, algo que puede dar lugar a la aparición de brillos indeseados; un lugar excesivamente iluminado mediante lámparas, pudiendo darse el mismo problema, o un evento nocturno con poca luz en el que seguramente no se den los problemas anteriores.
De manera general, los iluminadores líquidos se suelen aplicar al inicio del proceso de maquillado, de forma que pueden llegar a ofrecer un aspecto diferente al creado por otro tipo de texturas que se aplican al final del proceso, aunque esto no es una regla fija. Si se desean utilizar en cualquier otro momento del proceso se puede hacer, obteniendo diferentes resultados, aunque todos ello muy buenos.
Aparte de poder elegir entre diferentes texturas, también podemos encontrar diferentes tonos como ya hemos avanzado anteriormente. Ello hace posible elegir el color adecuado para cada piel sin que el iluminador resulte "excesivamente iluminador", o por el contrario no realice efecto alguno.
Dentro de las diferentes tonalidades existe una amplia variedad de opciones que abarcan las gamas de color doradas, plateadas, perladas o rosadas. Por lo general, las gamas de color dorado y rosado son las más adecuadas para las pieles morenas u oscuras; mientras que las gamas plateadas o perladas dan mejor resultado sobre pieles claras o pálidas.
¿Cuáles son las zonas más comunes de aplicación de los iluminadores?
Pese a que cada estilo de maquillado tiene sus puntos clave para la aplicación de determinados productos, siempre existe un método general para aplicar cualquier producto que se emplea dentro de este mundo.
En el caso de los iluminadores, las zonas "fijas" del rostro, por llamarlas de alguna manera, son la zona superior de los pómulos, debajo del arco que forman las cejas, sobre el tabique nasal, sobre la zona superior del labio y en la frente.
Como siempre ocurre, esta premisa general variará en cada tipo de rostro, pero la mayoría de las zonas van a ser comunes en todos ellos, además de variar también la forma en que se aplica el iluminador en cada una de estas zonas para conseguir diferentes efectos.
Además, los iluminadores también se pueden utilizar en algunas ocasiones como sombra de ojos, aunque no de la forma en que se utiliza esta última, sino aplicado en pequeñas cantidades en los lagrimales o en los párpados.
Por último y para terminar de hablar sobre los iluminadores en general, estos no se deben utilizar nunca como correctores de pequeñas imperfecciones o granos ya que con ello tan solo se obtendrá el resultado contrario: resaltar aún más este defecto.
Pasos para realizar correctamente la técnica del strobing
La técnica de maquillado del strobing es una de las más sencillas de realizar.
Primer paso: limpieza e hidratación
Cuando se va a aplicar cualquier producto sobre la piel, esta debe estar siempre lo más limpia posible para, por un lado, conseguir que el producto se fije a la perfección sobre esta; y por otro lado para evitar efectos indeseados una vez terminado el trabajo de maquillado.
Además de estar limpia, la piel se debe encontrar perfectamente hidratada, algo que le otorgará elasticidad y evitará la aparición de grietas y escamas, problemas que pueden dar a los productos usados un aspecto nada favorecedor que remarcará aún más estos defectos.
Aguas termales, cremas hidratantes, geles, serums, diferentes aceites naturales nutritivos... serán los productos adecuados para conseguir un estado inicial de la piel perfecto para poder trabajar sobre ella con total tranquilidad.
Segundo paso: aplicación de la base de maquillaje
Para realizar la técnica de maquillado del strobing es muy recomendable utilizar una base de maquillaje ligera, bien líquida, bien en mousse o las novedosas BB Cream, y que además se adapte perfectamente al tipo de piel sobre la cual se está trabajando.
Esta base deberá ser, además, lo más translúcida posible, ya que para este tipo de técnica no se recomiendan las bases mates ni que apelmacen en exceso la piel. El fin de aplicar la base de maquillaje es el de unificar el tono de todo el rostro para poder empezar a trabajar sobre él aplicando el resto de los productos.
De manera opcional, y antes de aplicar la base de maquillaje, se puede optar por aplicar una pre-base con el objetivo de alisar aún más la piel y favorecer el cierre de los poros presentes.
Tercer paso: aplicación del corrector
En este punto ya se ha conseguido unificar los tonos de todo el rostro, pero es muy probable que algunos pequeños defectos hayan resistido al trabajo realizado por la base, o algunas zonas no hayan quedado del todo unificadas. Es en este momento donde debe actuar el corrector.
Además de ser aplicado en estos puntos, cuando se realizar la técnica del strobing el corrector también se aplica en aquellas zonas donde posteriormente se va a emplear el iluminador.
Así pues, se deberá aplicar un poco de este producto en regiones como debajo de los ojos (donde suelen aparecer las ojeras), en las zonas laterales de la nariz, y en la zona del mentón. Es importante remarcar que la cantidad de corrector que se debe utilizar no debe ser grande, y que una vez aplicado se debe extender correctamente y difuminarlo para conseguir una superficie uniforme.
También se debe procurar escoger un corrector cuyo tono sea lo más parecido posible al de la piel sobre el cual se trabaja con el objetivo de obtener un resultado final fino y natural. Para su aplicación se pueden utilizar simplemente los dedos, y si el extendido no resulta del todo satisfactorio, se puede emplear una esponja de pequeño tamaño.
Cuarto paso: la aplicación del iluminador
Llega la hora de aplicar el iluminador y entrar de lleno en el apartado más característico de este tipo de técnica de maquillado. Aplicar el iluminador en los puntos clave va a ser fundamental:
Zona superior del labio: aplicando el iluminador en esta zona se producirá un efecto de aumento de distancia entre los labios y la nariz, además de definir más aún la forma de los labios.
La frente: aplicar cierta cantidad de iluminador en la zona central de la frente va a ofrecer al rostro una sensación de luminosidad general. La frente, dependiendo del tipo de peinado escogido, es una de las zonas de la cara que más protagonismo tiene, por ello resulta fundamental tenerla en cuenta en este paso.
Zonas superiores e inferiores de las cejas: Si acabamos de decir que la frente es una zona importante del rostro, los ojos no van a ser menos, ya que es la parte a la cual se mira cuando hablamos con alguien. Se deberá aplicar iluminador en la zona inferior de las cejas, entre estas y los ojos, y en la zona superior de las mismas. Con ello se logrará enfatizar la expresividad de la mirada.
Los pómulos: Los pómulos siempre son uno de los componentes del rostro que, sea cual sea la técnica de maquillado empleada, requieren trabajo sobre ellos. En este caso se deberá aplicar el iluminador en la zona superior de los mismos.
Sobre el tabique nasal: Por último, el tabique nasal será el último elemento de los considerados "fijos" en los cuales se deberá aplicar el iluminador. Este se extenderá de forma vertical, a lo largo del mismo, estilizando mucho la figura de la nariz.
Quinto paso: aplicación del colorete
Para rematar el trabajo realizado, y de manera opcional, se puede aplicar una ligera cantidad de colorete en las mejillas que dará un toque mucho más atractivo y profesional al conjunto creado.
Para terminar: algunos breves consejos más
Una vez se conocen los pasos y pautas a seguir para realizar, será muy conveniente conocer también otros pequeños consejos sobre qué hacer y qué no hacer al realizar esta técnica de maquillado.
En primer lugar, algo que ya se ha comentado anteriormente: utilizar un tono de iluminador adecuado al tono de piel sobre la cual se está trabajando. Con ello se evita darle a la piel un aspecto artificial.
A la hora de aplicar el iluminador, lo más adecuado es hacerlo bajo la luz natural, de esta forma se podrán a preciar los tonos reales y, con ello, poder utilizar la cantidad adecuada.
Se debe tener mucho cuidado al trabajar sobre pieles grasas, las cuales, de manera natural, pueden ofrecer algunos brillos indeseados que se acentuarán al aplicar el iluminador.
La técnica del strobing, por lo general, ofrece un resultado mucho más natural sobre pieles claras que sobre pieles oscuras. Por ello, sobre estas últimas, siempre es recomendable emplear tonos muy suaves.
Algo que se debe evitar en la técnica del strobing es utilizar iluminadores que incorporen purpurina o cualquier otro efecto "poco natural"