Cuando hablamos de maquillaje solemos asociar este concepto al hecho de que una gran parte de las mujeres de nuestra sociedad recurren a este tipo de productos para mejorar su aspecto o apariencia y, así, lograr una imagen mucho más atractiva.
Este hecho también lo solemos asociar al ámbito doméstico, es decir, una persona se maquilla personalmente en su casa para, después, realizar cualquier tipo de actividad, como puede ser simplemente salir a la calle, o asistir a un determinado acto, evento o reunión que podrá ser de tipo familiar, una fiesta...
Sin embargo, el maquillaje abarca un campo muchísimo más amplio, y podemos encontrar que es utilizado en un elevado número de ámbitos profesionales. Cine, televisión, teatro, promociones de productos, representación en stands, publicidad... son muchas las profesiones que podemos enumerar en las que se requiere contar con un trabajo de maquillaje profesional.
Pero también existen otras profesiones en las que el maquillaje no buscará un beneficio directo para la persona la cual está desempeñando el trabajo, sino que será a sus clientes o clientas a los que realizará una mejora del producto realizado y del servicio prestado.
Dentro de estos casos podemos encontrar el mundo de la fotografía, el cual posee numerosas ramas, y una de ellas, y que además cuenta con una muy buena demanda en la actualidad, es la de los álbumes personales, o "photobooks" como se conocen en inglés.
El hecho de maquillar a una persona para una sesión de fotografía en un estudio difiere del de maquillarla para asistir a cualquier evento nocturno o al aire libre, por ejemplo, ya que en el primer caso la persona se encontrará bajo una iluminación artificial y su imagen será captada por una máquina (en este caso de fotografía), algo que producirá ligeras variaciones de la realidad; mientras que en el segundo se encontrará en un ambiente más natural y su imagen tan solo será captada por las personas que tendrá a su alrededor.
Cualquier maquillador o maquilladora profesional deberá realizar, en un mayor o menor número de ocasiones, un trabajo de maquillado para una sesión fotográfica, por ello resulta conveniente conocer cuáles son las pautas a seguir en este tipo de trabajos y, además, conocer también cuales son los errores más comunes que se cometen.
Como se puede suponer también, cuando un fotógrafo o fotógrafa profesional, o un estudio de fotografía realiza un gran volumen de trabajos de este tipo, lo habitual es que cuenten en su plantilla con personal especializado en el maquillaje para estos casos, lo que supone una de las principales salidas profesionales de los maquilladores profesionales.
¿En qué ocasiones se requerirá un trabajo profesional de maquillaje en fotografía?
Como ya hemos avanzado anteriormente, en la actualidad existe una notable demanda de álbumes de fotos personales, que pueden abarcan desde una serie de fotografías de uno o una mismo, hasta álbumes familiares, de pareja, grupos de amigos, trabajo, asociaciones con fines benéficos, los famosos calendarios...
Pero además de estos casos, existen otros en los que un álbum profesional de fotografías constituye la carta de presentación de una persona para optar a un determinado puesto de trabajo. Este es el caso de, por ejemplo, los y las modelos, ya que su imagen y presencia es su propia herramienta de trabajo y en esas fotografías deberán ser capaces de poder mostrar todo su potencial.
Otro caso que podemos encontrar es el campo de la publicidad. Pese a los innumerables retoques digitales que se realizan sobre estas imágenes, se debe realizar de manera casi obligatoria un trabajo de maquillado a la hora de tomar las fotografías originales.
¿Por qué es importante el maquillaje en la fotografía?
En primer lugar, el maquillaje es un elemento importante para las dos partes implicadas en cualquier trabajo de fotografía, y que no son otras que los propios fotógrafos o estudios de fotografía, y la clientela que solicita dichos trabajos. La cuestión es que una clientela satisfecha supone un éxito laboral para los fotógrafos, es así de simple, y un trabajo de maquillaje puede conseguir que esto se produzca, o el efecto totalmente contrario: que la persona no aparezca nada favorecida en el trabajo.
A la hora de maquillar a una persona para un trabajo de fotografía se deberá tener en cuenta una serie de factores:
La temática tratada en el trabajo: En este apartado se puede realizar un símil con la ropa que utilizamos cada día, ya que no utilizamos el mismo tipo de vestimenta para realizar deporte que para acudir a un día de trabajo en la oficina. Con el maquillaje ocurre lo mismo, no se realizará el mismo trabajo de maquillado en un set de fotografía orientado a, por ejemplo, un ámbito laboral, como en el caso de modelos; que en un set más informal como puede ser algo personal o familiar, o en algún tipo de fotografía temática o artística con el que se quiera conseguir un determinado efecto.
La iluminación: Este es uno de los factores más importantes, ya que maquillaje e iluminación van prácticamente de la mano en el campo de la fotografía. La intensidad de la luz, su tonalidad, dirección, el hecho de que se trate de iluminación artificial o natural... son aspectos que van a condicionar el trabajo de maquillado de la persona a fotografiar.
Por ejemplo, el hecho de emplear luz natural provocará que el maquillaje se aprecie mucho menos en la fotografía que cuando se utiliza luz artificial; mientras que con esta última se puede controlar cualquier aspecto de los anteriormente mencionados buscando obtener la mejor imagen.
Los colores empleados: Cuando hablamos de color nos referimos a dos aspectos, uno, el del color de maquillaje empleado, el cual evidentemente deberá ser el adecuado tanto para el contexto de fotografía que se va a crear como para la persona en la cual se está aplicando teniendo en cuenta las diferentes tonalidades de su piel, cabello, ojos... y dos, al color de la fotografía empleado, ya que se puede estar realizando un set de fotografía a color, o en blanco y negro. En estos dos casos van a existir ciertas diferencias a la hora de maquillar a una persona y lograr que el maquillaje se aprecie en la fotografía.
Otro aspecto al que se debe hacer mención es que inevitablemente se suele asociar el hecho de maquillar a una persona con que esta sea mujer. Sí que es cierto que en la mayoría de los casos los trabajos de maquillaje se realizan en mujeres, pero en determinados ámbitos laborales y trabajos los hombres requieren también ciertos retoques estéticos para favorecer su imagen y que esta quede plasmada en la fotografía.
¿Qué deberemos hacer a la hora de maquillar a una persona para una sesión fotográfica?
Por norma general, ya que siempre existe alguna excepción, el maquillaje para fotografía siempre suele ser algo más marcado o exagerado que el realizado para cualquier otro propósito. Esto se debe a que los focos de luz empleados producirán un efecto atenuante de los colores que se han empleado en el maquillado, y es debido a ello por lo que debe utilizar uno o un par de tonos más marcados al que se hubiera utilizado en cualquier otra circunstancia.
¿Y qué ocurre si se va a realizar un trabajo fotográfico en blanco y negro? En este caso se debe tener en cuenta que no resulta nada recomendable el uso de rojos (especialmente en los labios), ya que, al transformar la imagen a blanco y negro, este tipo de tonos adquieren un aspecto grisáceo algo sombrío; sin embargo, esta peculiaridad nos hará tenerlos en cuenta cuando precisamente se quiera buscar ese efecto.
Lo mismo ocurrirá con los colores blanco y negro. Al trabajar posteriormente únicamente con colores de esta gama, si se utilizan ya de entrada van a captar la mayor parte de la atención en la imagen al sufrir una nula o muy ligera modificación. Nuevamente será otro factor a tener en cuenta cuando queramos buscar ese efecto.
Cuando se deba maquillar a una persona para una sesión fotográfica, se deberá hacer un símil con el hecho de estar trabajando sobre un lienzo que posteriormente va a ser expuesto en una sala, en el que se debe tener en cuenta la iluminación recibida y también las zonas de sombra.
Lo primero que se debe realizar, como en cualquier trabajo de maquillado, es limpiar bien el rostro o zona del cuerpo donde se va a aplicar el maquillaje e hidratarlo correctamente para que la piel muestre un buen aspecto. Esta labor la deberemos realizar unos 10 o 15 minutos antes de comenzar con el proceso de maquillado.
Una vez hemos limpiado he hidratado la piel, y esperado el tiempo necesario para que esta absorba la crema hidratante, deberemos comenzar aplicando la base de maquillaje. Un aspecto fundamental y de obligado cumplimiento en los trabajos de fotografía es que esta base de maquillaje sea mate, con ello se evitará la aparición de brillos indeseados en el rostro debido a las luces de estudio empleadas o al flash de la cámara.
Lo mismo ocurrirá cuando se apliquen los polvos de maquillaje. Este deberá ser un producto especial que no produzca ningún brillo indeseado con cualquiera de las diferentes fuentes y orientaciones de la luz que se van a utilizar. A la hora de aplicarlos se deberá realizar con la esponja o almohadilla y realizando movimientos semicirculares, con esto se conseguirá no eliminar el maquillaje aplicado hasta el momento.
En el peor de los casos, cualquier brillo o problema surgido se podrá retocar y corregir en el posterior trabajo de manejo de la imagen, pero si de entrada ya se evita este problema el resultado siempre será muchísimo más natural y satisfactorio.
En aquellas zonas en las que la piel se esté descamando y no se pueda corregir mediante el empleo de crema hidratante, no se deberá intentar corregir este pequeño defecto con mayor cantidad de base de maquillaje, ya que una vez captada la imagen, especialmente si se ha utilizado flash, lo más probable es que en lugar de haber disimulado el defecto lo hayamos pronunciando o remarcado más todavía. En una fotografía se van a definir todos los detalles referentes a texturas, por lo que se deberá tener en cuenta este detalle.
Ya que se ha mencionado el flash, un elemento utilizado prácticamente en la totalidad de los trabajos fotográficos, se deberá tener en cuenta que, en determinadas localizaciones, como un estudio, al utilizarlo sobre personas que tienen la piel muy pálida ésta aún quedará más pálida todavía.
Cuando la luz de un flash incide de forma directa, las formas y relieves del rostro pueden quedar "aplanadas" o minimizadas. Si en el trabajo de fotografía se incluyen capturas de este tipo se deberá intentar marcar ligeramente puntos como los pómulos, mentón, nariz... pero solo en personas en las que de manera natural ya se encuentren poco marcados y exista el riesgo de "perderlos" una vez tomada la imagen.
Si se quieren resaltar los ojos, darles protagonismo y que estos parezcan más grandes y expresivos, se deberá emplear una cantidad mayor, pero no excesiva, de máscara de ojos.
Se debe aplicar, como en cualquier otro trabajo, iluminador en aquellos puntos que más interese destacar. Estos puntos suelen ser las sienes, nariz, mentón, pómulos... Importante es en este caso que el producto quede correctamente extendido y difuminado, para ello se podrán utilizar los propios dedos dando toquecitos suaves
Cuando se vaya a aplicar el colorete, o blush, en zonas como las mejillas, este se deberá aplicar con una brocha más grande de la que se puede utilizar en otro tipo de trabajos más convencionales, y realizar movimientos rápidos y cortos evitando que el producto se acumule o se superpongan las diferentes capas que apliquemos. Lo importante es conseguir que el producto quede extendido y no acumulado en unos puntos más que otros. Para conseguir esto dará buen resultado sacudir la brocha después de haber cogido con ella el producto del recipiente o envase.
Para marcar más las formas de los labios se emplean lápices perfiladores. Algo que se debe evitar en personas que poseen unos labios finos o pequeños es intentar exagerar o compensar las proporciones aplicando mayor cantidad de pintura o perfilados. Con esto solo se conseguirá un aspecto artificial y nada favorable para la persona fotografiada.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que utilizar colores muy claros en los perfiladores de labios nos llevará a, seguramente, no conseguir ningún efecto en la fotografía ya que estos tonos, al ser demasiado claros, no se apreciarán en absoluto. En estos casos es recomendable utilizar tonos algo oscuros.
En el caso de realizar un trabajo de fotografía de noche o dentro de un estudio con luz artificial, por normal general los tonos que suelen aparecer tienden a ser algo pálidos o amarillentos. Para compensar este efecto se recomienda aplicar tonalidades rosadas.
Otro componente del rostro de las personas que juega un papel importante en su aspecto general son las cejas. Es muy recomendable, tanto en mujeres como en hombres, que un par de días antes se realice un trabajo bien de perfilado o bien de aseado de las mismas.
Como último consejo, se debe realizar, siempre que sea posible, un trabajo con el que la persona que va a ser fotografiada se sienta cómoda y con el que pueda estar relajada durante la sesión de fotografía. La expresión de la cara es de suma importancia en estos casos, y el maquillaje no debe ser un factor que deba suponer una distracción u obstáculo para conseguir un trabajo excelente desde los tres actores que intervienen: los fotógrafos, los y las modelos, y los maquilladores y maquilladoras profesionales.