
Proteger la piel del sol es una acción importante por muchos motivos.
La piel es la base de todo buen maquillaje, pero más allá de la estética, es el órgano más grande del cuerpo y el primero en verse afectado por los efectos del entorno, y en especial por el sol.
La acción del sol, aún en días nublados cortos, va a generar daños que muchas veces pasan desapercibidos: envejecimiento prematuro, manchas, pérdida de elasticidad, y en casos extremos, cáncer de piel.
La radiación ultravioleta (UV) va a afectar a de manera importante a la estructura celular, cambiando la apariencia del rostro.
Como maquilladores profesionales, debemos saber que una piel saludable no solo es más atractiva al natural, sino que también responde mejor a cualquier técnica de maquillaje haciendo que el acabado sea más uniforme, y que el producto se adhiera mejor y dura más.
Además, el daño solar que se acumula en la piel obliga a utilizar a bases más espesas y correcciones, lo que puede sobrecargar la piel aún más.
En este artículo vamos a ver cómo proteger la piel del sol y los rayos ultravioleta, cómo puede el sol afectar al maquillaje, y los efectos y consecuencias del sol en la piel.
Importancia de proteger la piel del sol
Proteger la piel del sol es una de las acciones más simples, pero que tiene unos efectos muy grandes a nivel de salud y apariencia, y que nos sirve para mantenerla sana y joven a lo largo del tiempo.
La radiación ultravioleta (UV) está presente todos los días, también cuando el cielo está nublado o pasamos la mayor parte del tiempo en interiores con luz natural.
Y aunque el sol puede parecer inofensivo en exposiciones cortas, sus efectos son acumulativos.
A corto plazo, una exposición solar sin protección puede causar quemaduras, enrojecimiento, sensibilidad y deshidratación, algo que todos habremos padecido.
Pero el problema está en los daños a largo plazo:
- Envejecimiento prematuro
- Manchas oscuras
- Pérdida de tono uniforme
- Líneas de expresión profundas
- Aumento significativo del riesgo de desarrollar cáncer de piel
La radiación UV daña las fibras de colágeno y elastina que mantienen la piel firme y tersa.
Conforme estas fibras se degradan, la piel pierde elasticidad, se vuelve más fina y aparecen signos visibles de flacidez.
Esto afecta a la textura de la piel con una apariencia fotoenvejecida es más rugosa, desigual y difícil de trabajar con maquillaje.
Como maquilladores, debemos saber que una piel maltratada por el sol no solo envejece más rápido, sino que también responde peor a los productos.
El acabado pierde naturalidad, el maquillaje no se adhiere correctamente y cualquier imperfección se acentúa.
Proteger la piel del sol es importante no solo para su salud, sino también para conseguir un maquillaje que dure más y se vea mejor.
Por lo tanto, usar protector solar a diario es una necesidad.
Relación entre maquillaje y protección solar
La relación entre el maquillaje y la protección solar es algo importante desde el punto de vista profesional y particular.
Una piel expuesta constantemente al sol, sin la protección adecuada, va a padecer cambios estructurales y estéticos que afectan directamente en la forma en que el maquillaje se asienta y se ve.
Una idea errónea que tienen muchas personas es que el maquillaje puede sustituir al protector solar, y esto es un mito con consecuencias a largo plazo.
Cuando la piel ha sido dañada por el sol, se vuelve más áspera, aparecen manchas irregulares, deshidratación y pérdida de elasticidad.
Todo esto hace difícil una aplicación uniforme del maquillaje.
Las bases tienden a acumularse en líneas de expresión, los productos en polvo resaltan la textura, y el acabado pierde el efecto suave, natural y luminoso que se busca como profesionales del maquillaje.
En cambio, una piel cuidada, hidratada y protegida refleja mejor la luz, tiene un tono más uniforme y nos deja aplicar trabajar técnicas con mucha más precisión y durabilidad.
¿Puede el maquillaje sustituir al protector solar?
La respuesta es no.
Aunque algunos productos como bases o BB creams tienen FPS en su composición, su nivel de protección no va a ser suficiente.
Para que un maquillaje con SPF realmente proteja, habría que aplicar una cantidad grande de producto, algo poco práctico y estéticamente no adecuado.
Además, el maquillaje suele aplicarse después del protector solar, no en sustitución de este.
Por eso, el protector solar debe ser un paso independiente y obligatorio antes de cualquier maquillaje, incluso en días nublados o en interior con luz natural.
Qué es FPS (Factor de Protección Solar)
El FPS, o Factor de Protección Solar, es un número que indica el nivel de protección que un producto ofrece frente a la radiación ultravioleta tipo B (UVB), que es la que produce las quemaduras solares.
El FPS marca cuánto tiempo podemos exponernos al sol sin quemarnos, comparado con no usar ningún tipo de protección.
Por ejemplo, si nuestra piel empieza a enrojecerse después de 10 minutos sin protector, un FPS 30 protegería durante 30 veces ese tiempo, es decir, unas 5 horas aproximadamente (300 minutos).
Esto es solo una referencia teórica, ya que factores como el sudor, el roce con la ropa, el agua o la cantidad de producto aplicado varían su efectividad.
Podemos comprar cremas protectoras con diferentes niveles de FPS: 15, 30, 50...
Para un uso diario en ciudad, se recomienda un mínimo de FPS 30, mientras que, para exposiciones prolongadas o actividades al aire libre, lo ideal es FPS 50 o superior.
Debemos saber que un FPS más alto no significa protección total, y que ningún producto bloquea el 100% de los rayos UV.
Por eso debemos aplicar crema cada cierto tiempo, y en la cantidad adecuada.
Cómo proteger la piel del sol
Proteger la piel del sol debe ser un hábito diario para conservar la salud y apariencia sana del rostro.
El primer paso es el uso diario de protector solar, incluso si el día está nublado o no vamos a salir de casa.
La radiación UV pasa a través de nubes y ventanas.
El factor de protección solar (FPS) recomendado es de al menos 30 para el uso cotidiano, y 50 si vamos a estar durante más tiempo o en climas intensos.
Es importante elegir un protector acorde al tu tipo de piel: los de textura fluida o en gel son adecuados para pieles grasas o con tendencia acneica, mientras que las cremas más espesas funcionan bien en pieles secas o maduras.
Tenemos dos grandes tipos de protectores: químicos y físicos (o minerales).
- Los químicos absorben en la piel y filtran los rayos UV.
- Los físicos actúan como una barrera que los refleja.
Para maquillajes profesionales o de larga duración, se prefieren los físicos, ya que suelen ser más estables y menos irritantes, aunque esto depende de cada piel.
Además, tienden a dejar un acabado mate que favorece la adherencia del maquillaje.
El orden correcto en la rutina diaria también es importante:
- Primero se limpia e hidrata la piel.
- Luego se aplica el protector solar.
- Después la prebase si se usa.
- Por último, el maquillaje.
Esperar unos minutos entre cada paso ayuda a que los productos se asienten correctamente.
Uno de los errores más comunes es olvidar volver a poner del protector solar durante el día.
Si se lleva maquillaje, no es necesario quitarlo, ya que tenemos sprays con FPS, polvos compactos o sueltos con protección solar que permiten mantener la piel protegida sin alterar el acabado.
Errores al proteger la piel del sol
A la hora de proteger la piel del sol, cada vez hay más conciencia sobre su importancia en la sociedad, pero se siguen cometiendo errores que reducen la efectividad del protector solar.
Estas malas prácticas que no parecen tener importancia, pueden tener consecuencias visibles a corto y largo plazo.
Uno de los errores más comunes es no usar protector solar en días nublados o cuando se está en interiores.
Hasta el 80% de los rayos UV atraviesan las nubes, y si estamos cerca de ventanas o bajo iluminación artificial intensa (como la luz azul de pantallas o luces LED), también estamos expuesto.
La protección solar debe aplicarse todos los días, haga sol o no.
Otro error muy frecuente es no poner el protector solar más veces durante el día.
Aunque usemos una buena cantidad por la mañana, su efecto disminuye con el paso de las horas, especialmente si una persona suda, se toca la cara o usa mascarilla.
Hoy tenemos productos como sprays y polvos con FPS que permiten reaplicar sin estropear el maquillaje.
También es habitual usar poca cantidad o no cubrir bien ciertas zonas.
Para una protección adecuada, se recomienda aplicar aproximadamente una cucharadita de crema solar solo en el rostro.
Muchas personas no se ponen protector en zonas sensibles como el cuello, las orejas, el escote o incluso los párpados, donde también se puede desarrollar daño solar y envejecimiento prematuro.
Por último, uno de los mitos más peligrosos es usar solo el maquillaje con SPF.
Aunque algunas bases o BB creams tienen protección solar, pocas veces se aplican en la cantidad suficiente para ofrecer una cobertura real.
Además, no suelen volver a ponerse durante el día, lo que deja la piel expuesta.
Evitar estos errores es importante si queremos cuidar la piel.
Consecuencias de no proteger la piel del sol
No proteger la piel del sol no solo tiene consecuencias a nivel de salud, sino también estético.
Con el tiempo, los efectos de la radiación UV se hacen visibles en la cara, pudiendo afectar a cómo nos sentimos con nuestra apariencia.
Entre las señales más comunes están las manchas oscuras, también conocidas como hiperpigmentación o melasma.
Estas pueden aparecer en mejillas, frente, labio superior y manos, y son difíciles de tratar una vez que aparecen.
También es habitual notar arrugas prematuras y pérdida de firmeza, incluso en personas jóvenes, como resultado del deterioro del colágeno y la elastina por la exposición solar sin protección.
Además, la piel coge una textura áspera e irregular, con poros más visibles y una apariencia apagada.
Todo esto afecta directamente en cómo se ve y se siente el maquillaje.
Una piel dañada por el sol necesita más cobertura, corrección y productos pesados, lo que puede hacer que el maquillaje se vea sobrecargado o envejezca visualmente a la persona.
La necesidad de cubrir más para disimular puede afectar a la autoestima, especialmente cuando el maquillaje ya no consigue el acabado que se busca.
Más allá de lo estético, hay un riesgo real y que debe preocupar a todo el mundo: el desarrollo de cáncer de piel.
El más conocido es el carcinoma basocelular, pero el más peligroso es el melanoma, que puede aparecer también en zonas no expuestas con frecuencia.
Detectarlo a tiempo es importantísimo, pero lo ideal es prevenirlo con buenos hábitos.
Como hemos visto, gran parte de este daño es evitable.
Seguir una rutina diaria de protección solar no solo va a conservar la juventud y la salud de la piel, sino que también permite disfrutar del maquillaje con una base sana, luminosa y natural.