Dentro de la gama de productos que se emplean en el maquillaje podemos encontrar una gran variedad, que poco a poco va aumentando debido a la constante aparición en el mercado de novedades, bien sea porque aparece un nuevo producto, bien porque alguno ya existente es mejorado, o bien porque aparece un producto que ya existía con una nueva textura que mejora o modifica sus propiedades.
Una de estas apariciones en el mercado fue, hace unos pocos años, del agua micelar. Se trata de un producto ideado para efectuar la limpieza y el desmaquillado del rostro, y cuyos resultados le han valido para ganarse, en muy poco tiempo, un hueco importante en este sector cosmético.
Y es que tan importante resulta contar con productos capaces de otorgar el efecto de color y textura buscado, además de que sea duradero; como poder limpiar el rostro para que este reciba esos productos de la mejor manera posible y, evidentemente, poder retirarlos después.
¿Qué es el agua micelar?
Se trata de un producto que ha irrumpido con fuerza en el mundo de los cosméticos, que mucha gente utiliza, pero del cual no se tiene mucha idea en cuanto a qué consiste exactamente.
Como su nombre indica, se trata de agua, con la particularidad de que contiene micelas. Las micelas son unas estructuras de tipo químico compuestas por diferentes moléculas y que adoptan forma de esfera. Esta esfera se divide en dos mitades de diferentes características, ya que una de ellas muestra afinidad por el agua, llamada hidrófila, y la otra muestra afinidad por la grasa e impurezas que contiene la piel del rostro, llamada lipófila.
Podemos hacer un símil con un imán, en el cual una mitad corresponde a un polo, y la otra mitad corresponde al otro. Gracias a esta característica, las micelas se orientan de forma automática cuando son aplicadas sobre el rostro, de forma que la parte afín al agua quedará orientada hacia arriba, y la parte afín a las impurezas y grasa quedará orientada hacia el rostro captando todos estos elementos.
Además de esta característica, las micelas poseen un tamaño lo suficiente grande como para que la piel no sea capaz de absorberlas, y con ello se evitan problemas de tipo alérgico, irritaciones...
Este “mecanismo de acción” es también el que se emplea en los jabones que usamos toda la vida, ya que contienen de manera natural micelas jabonosas las cuales tienen una parte que queda expuesta al agua, y otra que queda encarada hacia elementos grasos o lípidos. La razón por la cual no resulta adecuado utilizar los jabones para limpiar la piel de la cara es porque la cantidad y composición de estas micelas es diferente y mucho más elevada que la presente en el agua micelar, además de contener otros componentes que podrían acabar por irritar y resecar la piel.
Volviendo al agua micelar, y hablando del agua que contiene estas micelas, se debe saber que no contiene cloro, cal, o cualquier otro agente capaz de irritar o resecar la piel, sino que se trata de agua purificada con una mineralización muy débil, por lo que el conjunto obtenido es un producto capaz de respetar las pieles más sensibles y delicadas. En cambio, sí que suele contener glicerina, en una cantidad muy baja, para facilitar la formación de las micelas que caracterizan este producto.
¿Para qué se utiliza el agua micelar?
Como ya hemos avanzado al principio de este este artículo, el agua micelar se utiliza, principalmente, para dos propósitos:
- Limpiar la piel del rostro, especialmente antes de acostarse, o por la mañana al levantarse. También resulta muy adecuada para limpiar la piel antes de aplicar el maquillaje. El exceso de grasa, piel muerta, impurezas... todo ello será eliminado de nuestro rostro con la aplicación del agua micelar.
- Desmaquillante, ya que gracias a sus propiedades resulta muy útil para retirar el maquillaje aplicado y dejar la piel limpia. De hecho, este es el principal uso para el cual fue concebido este producto.
Pero además tiene unos cuantos usos más que pueden resultar muy útiles:
- Refrescante del rostro, especialmente en los calurosos y agobiantes días de verano, y más cuando se ha aplicado maquillaje sobre el mismo y no existe la posibilidad de darse un lavado de cara para aliviar el calor. En estos casos, utilizar agua micelar vaporizada en forma de una finísima bruma ayudará a refrescar la cara, pero sin afectar al maquillaje aplicado; eso sí, mientras el agua permanezca en el rostro, este no se deberá tocar o de lo contrario afectaremos al maquillaje.
- Limpiador post-ejercicio, ya que después de una intensa sesión de deporte y ejercicio físico lo más habitual es que el rostro haya sudado en mayor o menor cantidad. El agua micelar se puede emplear una vez finalizada la sesión para limpiar la cara de sudor y de otras impurezas que puedan haber quedado sobre ella, especialmente si hemos salido a correr por la calle, por algún parque, en la montaña... Como ventaja, después de hacer ejercicio los poros de la piel se encuentran más dilatados, algo que favorecerá su limpieza aún más.
- Anti-inflamatorio, especialmente después de haber pasado una mala noche, o en los casos en los que se noten en exceso bolsas en los ojos. Aplicar en estos casos agua micelar puede ayudar a rebajar levemente la inflamación de la piel y ayudar a que el rostro presente mejor aspecto.
¿Existen diferentes tipos de agua micelar?
Como podemos imaginar, en un mercado tan amplio y con tal cantidad de nichos específicos en ciertos tipos de producto, en el apartado del agua micelar vamos a encontrar múltiples opciones que ofrecerán diferentes propiedades, o serán más adecuadas para algunos casos.
El hecho de que existan diferentes tipos de agua micelar se debe, principalmente, a que existen diferentes tipos de piel. Pese a que este producto no resulta para nada agresivo en general para la piel, los fabricantes han querido especificar aún más la composición de sus aguas micelares para así obtener un producto 100% enfocado a cada persona.
Evidentemente, cada fabricante nombrará de manera diferente a sus productos, y es posible que varíe ligeramente la composición de los mismos, pero de forma general las aguas micelares se agrupan en las siguientes categorías:
Agua micelar para pieles normales
Cuando hablamos de pieles normales nos estamos refiriendo a aquellas que se encuentran en un punto intermedio en el cual ni son pieles grasas, ni son pieles secas, y tampoco son pieles muy sensibles. Para estas pieles basta con utilizar cualquier agua micelar que no especifique nada especial en su composición
Dentro de estas aguas micelares “estándar” podemos encontrar algunas a las que se le añaden algún aroma o perfume, o algún componente que permite mejorar el estado de la piel tras su aplicación, como por ejemplo agua de uva, aroma a azahar o a cítricos, e incluso existe alguna marca que ofrece un agua micelar neutra enriquecida con agua de lirio, la cual aporta luminosidad a la piel.
Agua micelar para pieles grasas
Las pieles grasas son bastante habituales, por ello existe en el mercado aguas micelares ideadas para ellas. Se caracterizan porque en su composición no incluyen ningún tipo de aceite, y permiten cerrar los poros de la piel para que estos no generen grasa, la cual puede terminar afectando tanto al maquillaje aplicado como a la estética del rostro, ya que aquellas zonas más propensas a generar grasa suelen terminar por acabar ofreciendo brillos indeseados. Esta propiedad de consigue gracias al empleo de sustancias seborreguladoras.
Dentro de esta categoría se pueden incluir las pieles con acné, para las cuales también resulta adecuada el agua micelar ya que no dejará residuos y ayudará a que permanezca seca tras su aplicación.
Agua micelar para pieles secas
Este tipo de pieles se caracteriza porque de manera natural tienden a perder el punto óptimo de hidratación, algo que deriva en sequedad, tiranteces y descamaciones.
Cuando las pieles secas emplean en el desmaquillado o en la limpieza agua normal o jabones, esta situación de sequedad se ve magnificada; sin embargo, el agua micelar es capaz de limpiar este tipo de pieles sin afectar a su pH.
Las aguas incluidas en esta categoría incorporan en su composición elementos hidratantes y que cuidan la piel, como el extracto de arándano, el agua de rosas, aloe vera, o el ácido hialurónico.
Agua micelar para pieles con problemas de rosácea y rojeces
La rosácea es una enfermedad de la piel, de carácter crónico, que provoca que la zona de la frente, nariz, mejillas y barbilla presente un aspecto enrojecido e inflamado.
Por otra parte, las rojeces son zonas de la piel que adquieren temporalmente y con bastante frecuencia un tono enrojecido por diferentes motivos, como pueden ser los cambios de temperatura, por factores genéticos, debido a la ingesta de determinados alimentos, problemas capilares...
Para este tipo de pieles se va a poder encontrar aguas micelares formuladas especialmente para interactuar con estos problemas, ya que contendrán elementos como el extracto de albaricoque, flor de azahar, aloe vera, o diferentes compuestos activos patentados por las marcas de cosméticos.
Agua micelar para pieles sensibles
Además de los tipos de piel expuestos hasta ahora, podemos encontrar con mucha frecuencia aquellas pieles catalogadas como sensibles. Este tipo de pieles se caracterizan por enrojecerse, irritarse o descamarse con facilidad cuando sobre ellas se aplica la mayoría de productos cosméticos que existen en el mercado, especialmente los limpiadores.
Por suerte para ellas, el agua micelar por sí misma es un producto que resulta adecuado para cuidar su estado de salud, y tal es este cuidado que ofrecen que hasta resultan recomendables para ser aplicadas en la piel de los bebés. Avanzando un poco más dentro de las aguas micelares, las marcas de cosméticos suelen contar con alguna enfocada para las pieles sensibles, incluyendo en su composición elementos como el agua termal, nuez de macadamia, extracto de albaricoque, rosa mosqueta, y extractos de té verde o rusco.
Además de clasificar las aguas micelares según el tipo de piel, también existen otras que cuentan con diferentes propiedades, como por ejemplo incluir en su composición algún componente que potencie aún más su efecto desmaquillante, como por ejemplo es el caso del aceite de Argán, gracias al cual hasta el maquillaje más resistente (en especial aquellos que sean resistentes al agua o waterproof) podrán ser retirados con mucha facilidad, además de hidratar y suavizar la piel con la ventaja de no ofrecer después de su aplicación una sensación de piel grasa.
¿Cómo se usa el agua micelar?
El uso de este producto es realmente sencillo, pero conocer algunos pequeños consejos nos podrá ayudar a sacar todo el partido posible al agua micelar.
En primer lugar, el agua micelar se utilizar siempre sobre un algodón, nunca sobre paños, pañuelos, telas o cualquier otro elemento. El motivo de ello es que el algodón permite captar el agua sin que esta llegue a profundizar demasiado en su estructura, de esta forma la acción de las micelas resulta mucho más efectiva ya que quedan más expuestas en la superficie del algodón que si empleásemos otro tipo de elemento, los cuales absorberán gran parte del líquido minimizando el efecto limpiador.
Para su empleo simplemente hay que empapar generosamente el algodón y frotar la piel del rostro suavemente mediante movimientos circulares, operación que habrá que repetir varias veces. Es importante que los movimientos efectuados sean circulares, ya que si se hiciesen movimientos rectos lo único que conseguiríamos es arrastrar el maquillaje y las impurezas costando mucho más su eliminación.
Cuando se vaya a emplear como desmaquillante, si la cantidad de maquillaje es bastante elevada, o se han empleado productos muy resistentes, lo adecuado es realizar dos pasadas, es decir, limpiar primero toda la cara en una primera pasada, para luego en una segunda aplicación a todo el rostro también, eliminar los restos que hubieran podido quedar. El resultado obtenido será mucho mejor que si nos entretenemos en insistir en aquellos puntos más conflictivos como pueden ser los ojos.
También resulta importante actuar con un orden y por zonas, es decir, aplicar el agua micelar primero en los ojos y labios, ya que son las zonas más conflictivas debido al tipo y cantidad de maquillaje aplicado, y luego en el resto del rostro comenzando por las mejillas. Con esto se consigue que al realizar una segunda pasada, el agua micelar haya estado actuando durante más tiempo en la zona de ojos y labios, lo cual permitirá retirar con más facilidad el maquillaje en la segunda pasada.
Si se suele aplicar con frecuencia maquillaje waterproof, existen también marcas de cosméticos que cuentan con agua micelar especial para eliminar maquillajes resistentes al agua, para lo cual se le añade un poco de aceite desmaquillante.
Por lo general, tras aplicar el agua micelar no se requiere la utilización de ningún otro producto como cremas, aceites, tónicos o similares, ya que la propia agua micelar es muy probable que incorpore, como hemos podido ver, componentes que se encarguen de hidratar y de cuidar la piel. Solo en aquellos casos de pieles más atípicas será necesario aplicar cualquier otro producto. Esto va a tener una ventaja, y es que ahorraremos tiempo en la aplicación de cosméticos adicionales, y también dinero al tener que prescindir de algunos de ellos.
Tampoco va a ser necesario aclarar la piel con agua normal tras haber aplicado el agua micelar, es más, esto no resulta adecuado ya que aplicando agua convencional al rostro, la cual contiene cal, cloro... eliminaremos el efecto realizado por las micelas y el de los componentes que pudiera llevar añadidos.
En definitiva, el agua micelar se trata de un producto muy polivalente que cumple sobradamente las funciones de limpieza, desmaquillado y cuidado de la piel.