Las mascarillas faciales son uno de los productos de cuidado cosmético más populares en la actualidad, ya que permiten mejorar el estado de salud de la piel de nuestro rostro.
Muchas veces nos preocupamos por aplicar maquillaje sobre la cara intentando cuidar hasta el más mínimo detalle, pero sin reparar en que la propia piel necesita ser cuidada de forma periódica para seguir luciendo un aspecto radiante.
Las mascarillas faciales tienen este cometido, y permiten hidratar, exfoliar, y nutrir la piel del rostro, permitiendo que muestre un aspecto joven y atractivo, tanto con maquillaje como sin él.
¿Qué es una mascarilla facial?
Una mascarilla facial es un producto cosmético de textura normalmente cremosa o pastosa, que se aplica de manera ocasional sobre el rostro con el objetivo de mejorar el estado de salud de la piel.
Este producto, al ser aplicado sobre la piel, debe permanecer unos minutos formando una capa o máscara (de ahí su nombre) para que pueda realizar su efecto limpiador o reparador, y posteriormente es retirado.
Los componentes de una mascarilla facial van a ser variables, dependiendo del tipo de mascarilla que se trate. Podemos encontrar, pues, mascarillas formadas por minerales, o mascarillas formadas por productos orgánicos vegetales.
Tipos de mascarilla facial
A la hora de escoger una mascarilla facial vamos a ver que podemos elegir entre una amplia variedad de productos, y que cada uno de ellos va a ofrecer diferentes beneficios para nuestra piel.
Un factor que se debe tener en cuenta a la hora de escoger un tipo de mascarilla específico, va a ser, además del efecto que busquemos obtener, el hecho de contar con un tipo de piel u otra.
Mascarillas de arcilla
Este tipo de mascarilla facial se compone, principalmente, de arcilla. Existen diferentes tipos de arcillas, y las más empleadas suelen ser la arcilla roja y el caolín, las cuales se deben mezclar con agua (o pueden venir ya preparadas) previamente para poder ser aplicadas sobre el rostro.
Por lo general, el tiempo de aplicación de las mascarillas de arcilla es de entre 15 y 20 minutos.
Además de arcilla, se incluyen sales que permiten estimular la circulación sanguínea del rostro, lo cual sirve para realizar un mayor aporte de nutrientes.
La arcilla y el caolín (o arcilla blanca), son elementos minerales que sirven para eliminar las impurezas y los excesos de grasa, lo cual va a resultar muy indicado para aquellas pieles que presenten un exceso de sebo.
Esta característica va a hacer que aquellas pieles que ya sean secas de manera natural, deban emplear después de su uso una crema o loción hidratante.
Efectos de las mascarillas minerales de arcilla:
- Limpian la piel de impurezas y toxinas.
- Producen un efecto exfoliante.
- Absorben la grasa de la piel.
- Aportan minerales que revitalizan la piel.
Mascarillas peel off
Las mascarillas peel off han ido perdiendo popularidad con el paso de los años por diversos motivos, entre los que se encuentran la irrupción en el mercado cosmético de nuevos productos con mejores propiedades.
Estas mascarillas consisten en un gel que se aplica sobre el rostro, y transcurrido el tiempo que indica el fabricante se puede retirar como una especie de piel.
Este método presenta ciertos inconvenientes, ya que retirarla puede llegar a ser una tarea bastante complicada si no se ha aplicado de forma correcta.
Otro inconveniente es el hecho de que durante este proceso de retirada, es muy probable que en algunos puntos de la cara la mascarilla produzca dolor si se ha quedado muy adherida a la piel.
Mascarillas velo
Actualmente son las mascarillas más utilizadas debido a las ventajas y resultados que ofrecen.
Consisten en una máscara de celulosa empapada por una loción, en cantidad abundante, la cual contiene principios activos que ofrecen un efecto positivo sobre la piel del rostro.
Una vez han transcurrido 15 – 20 minutos, la máscara se retira con muchísima facilidad, y la loción que aun pueda quedar sobre el rostro se emplea como si de una crema se tratase hasta que es absorbida por completo.
Existen diferentes tipos de mascarillas velo, en función de los componentes que poseen, y que están orientadas a ofrecer resultados distintos. Entre los componentes destacan el ácido hialurónico, el colágeno, vitaminas, minerales…
Entre estos resultados encontramos:
- Minimizar las arrugas.
- Ofrecer luminosidad al rostro.
- Hidratar la piel.
- Incorporar nutrientes.
- Eliminar impurezas.
Mascarillas burbuja
Se trata de un tipo de mascarilla de reciente incorporación al mercado de la cosmética, y que pueden llegar a ofrecer resultados muy interesantes para la salud de nuestra piel.
Su aspecto, una vez aplicada sobre el rostro es muy llamativo, ya que tienen una textura de mousse o de nube muy acusada, formando multitud de pequeñas burbujitas.
Esta textura se debe a que estas mascarillas son un producto carbonatado, lo cual hace que una vez entran en contacto con el aire del exterior de su recipiente se hinchen adoptando esta característica textura.
Los componentes base de este tipo de mascarilla son la arcilla y el carbón, a los cuales se les puede añadir otros como el té verde, elementos antioxidantes, nutrientes…
El hecho de que el producto empiece a burbujear una vez se ha colocado en el rostro va a permitir que la piel se estimule, favoreciendo el proceso de aporte de nutrientes y de limpieza.
Además, presenta la ventaja de que con el paso del tiempo la mascarilla no se endurece, por lo que se puede retirar de una forma muy cómoda y agradable.
El tiempo que debe permanecer la mascarilla de burbujas sobre la piel lo va a marcar la propia mascarilla, ya que cuando notemos que ha dejado de burbujear será que ha llegado ese momento.
Mascarillas exfoliantes
Estas mascarillas, como su nombre indica, están ideadas específicamente para exfoliar nuestra piel, eliminando todo tipo de impurezas y de restos de piel muerta.
A la hora de aplicar este tipo de mascarillas va a ser importante realizar movimientos circulares, para de esta forma activar la circulación de la piel.
En este caso, el tiempo de aplicación va a ser menor que en el caso de otras mascarillas, ya que una vez hayamos terminado el masaje al aplicarlas, se podrán retirar.
Es normal que tras haber retirado estas mascarillas, la piel quede un poco enrojecida debido a la acción de las partículas exfoliantes.
Como curiosidad, es posible fabricarse con materiales caseros una mascarilla exfoliante, por ejemplo, empleando azúcar y aceite, o limón. Evidentemente, deberemos tener en cuenta nuestro tipo de piel a la hora de utilizar determinados aceites.
Otro material casero exfoliante que se suele emplear para estos menesteres es el café. Los posos de café permiten exfoliar nuestra piel de manera “gratuita”.
Mascarillas de oro
Otra de las tendencias que han aparecido en el ámbito de la cosmética es el hecho de emplear el oro para diferentes fines.
Las mascarillas de oro emplean este material en su composición, ya que ofrece un efecto muy beneficioso para combatir las arrugas, ofrecer elasticidad, y favorecer la regeneración celular. Consisten en una fina capa que debe permanecer sobre la piel un tiempo determinado.
Algo a destacar de este tipo de mascarillas es que van a resultar bastante más caras en comparación con el resto, ya que estaríamos hablando de un precio alrededor de los 300 euros por cada una.
Estas propiedades del oro se deben a la presencia en el mismo de iones que permiten estimular la renovación celular de la piel, y mejorar la circulación.
Además, a este tipo de mascarillas se les añade otros componentes, como la coenzima Q10, el ácido hialurónico, o agentes hidratantes.
Mascarillas magnéticas
Las mascarillas magnéticas son otro de los tipos de mascarilla que se salen de lo habitual, ya que para retirarlas de la piel se emplea… un imán.
Su aplicación se realiza como cualquier otra mascarilla de tipo gel, pasta, mousse… ya que se trata de una crema que se deberá expandir sobre el rostro empleando una espátula.
Tras 10 minutos, aproximadamente, se debe envolver un imán en un pañuelo, y acercarlo al rostro para que vaya atrayendo las partículas imantadas.
El producto que haya quedado sobre el rostro, se deberá emplear como si de una crema o loción se tratase hasta que sea completamente absorbido.
La interacción que se crea entre el imán y las partículas metálicas realiza una acción de antienvejecimiento sobre la piel. También ayudan a aumentar la luminosidad del rostro y a realzar su firmeza.
Comentar también que aunque no lleguen al nivel de las mascarillas de oro, las mascarillas magnéticas tampoco resultan baratas, situándose su precio alrededor de los 75 euros.
Mascarillas efecto lifting
En este caso no hablamos de una mascarilla con forma de máscara, sino de un tipo de producto que consiste en una serie de parches pensados para ser aplicados en zonas específicas del rostro.
Estos son, por ejemplo, la zona de los párpados, la papada, los pómulos… y la función que cumple este tipo de mascarillas es el actuar como una especie de tratamiento anti-edad, aumentando la tersura de la piel, como si de un tratamiento de lifting se tratase.
Tipos de mascarillas según el tipo de piel
De la misma forma que existen diferentes cremas para diferentes tipos de piel, con las mascarillas faciales va a ocurrir lo mismo.
- Pieles secas: en las pieles secas se observa una falta de hidratación muy acusada. En este caso se debe recurrir a mascarillas hidratantes y nutritivas, que ayudarán a que el aspecto de la piel sea suave y terso.
- Pieles grasas: el exceso de grasa genera diferentes problemas en la piel, como es la aparición de brillos o puntos negros. Las mascarillas purificadoras ayudan a regular este exceso de grasa, limpiando la piel y eliminando los puntos negros.
- Pieles sensibles: las pieles sensibles suelen quedar enrojecidas con mucha facilidad, y también generar escozores y otras molestias. Para estas pieles se deberán emplear mascarillas que cuenten con productos adecuados no agresivos.
Se debe tener en cuenta que, normalmente, aunque la piel del rostro no sea excesivamente grasa, la zona del tabique nasal, la frente y la barbilla (la famosa Zona T) suelen generar una mayor cantidad de sebo.
Beneficios de las mascarillas faciales
Una vez hemos visto las diferentes mascarillas faciales por las cuales podemos optar, es el momento de conocer los beneficios y efectos que nos pueden ofrecer.
- Hidratación: la hidratación de la piel es algo fundamental para que cuente con un estado de firmeza y tensión adecuado. Para ello existen diferentes cremas hidratantes y lociones que se encargar de esta misión. Sin embargo, la mayoría de mascarillas faciales también cuentan con esta propiedad, otorgando a la piel un estado de hidratación adecuado una vez han sido retiradas del rostro.
- Limpieza: se trata de uno de los principales efectos por los cuales se emplea este tipo de cosmético. La limpieza de la piel del rostro resulta fundamental para que esta tenga un estado de salud adecuado, además de servir para eliminar los tan temidos puntos negros.
- Calmante: en muchas ocasiones, los agentes externos como son el sol, el frío, calor, viento o agua afectan al estado de salud de la piel de nuestro rostro.
A esto, se debe añadir el hecho de que algunos cosméticos no resultan nada cuidadosos con la piel, especialmente si los empleamos durante más horas de las necesarias.
En este sentido, las mascarillas faciales pueden ofrecer un efecto calmante y reparador de la piel en aquellos momentos en los que se encuentre irritada o haya sufrido cualquier tipo de problema. - Luminosidad: el efecto purificador y nutritivo de las mascarillas faciales, y el aporte de oxígeno permite que la piel del rostro ofrezca un aspecto mucho más radiante y luminoso.
- Mejoran la acción del resto de cosméticos: cuando una piel no cuenta con las condiciones adecuadas, cualquier producto cosmético que se aplique sobre ella no va a resultar todo lo efectivo que podría ser.
Es más, puede ser probable que el efecto que produzca sea, incluso, antiestético.
Mantener en buen estado la piel gracias a las mascarillas ayudará a que el resto de productos cosméticos actúen de manera más efectiva sobre nuestro rostro.
¿Cómo y cuándo usar mascarilla facial? Consejos y pautas
Las mascarillas faciales son un producto que se debe emplear con cierta frecuencia, aunque no forman parte del set de cuidado diario en el que sí que podemos encontrar, por ejemplo, las cremas hidratantes, el agua micelar, o los tónicos faciales.
La frecuencia adecuada de uso suele ser de entre 1 y 2 veces a la semana, aunque esto podrá variar en función del tipo de piel y de la época del año.
Como ejemplo podemos citar el de las pieles secas, las cuales sufren más en invierno; y en el lado opuesto tenemos las pieles grasas, las cuales suelen presentar mayores problemas en verano.
Es durante estas épocas dónde este tipo de pieles deberán intensificar los tratamientos.
La acción de las mascarillas faciales suele ser mejor cuando los poros del rostro se encuentran abiertos, ya que se facilita el hecho de que el producto penetre en los mismos y arrastre las impurezas y toxinas.
Sobre cuando aplicar la mascarilla facial, al final del día va a ser el momento más adecuado para ello. A partir de la 9 de la noche va a ser el momento indicado, ya que será cuando la piel comience su proceso de regeneración celular diario.
Cuando vayamos a emplear alguna mascarilla por primera vez, va a ser muy recomendable aplicarla, primeramente, en alguna parte aislada de nuestro rostro para observar si produce algún tipo de reacción alérgica o problema.