El contouring en el mundo del maquillaje ofrece un amplio abanico de posibilidades a la hora de escoger tanto un producto determinado, como a la hora de aplicar estos mismos productos sobre una persona.
Hoy en día podemos encontrar, dentro de cada tipo de producto como pueden ser las bases de maquillaje, los polvos, los correctores, etc.… uno ideado para cada tipo de piel en función de si es grasa, neutra o seca; uno para pieles alérgicas a determinados componentes, otro enfocado a pieles claras u oscuras... son muchísimas las opciones disponibles.
Pero la variedad no termina en el momento en que hemos escogido un producto, sino que además podemos optar por aplicar diferentes técnicas para obtener resultados muy dispares entre sí.
Y, como en cualquier otro mundo, las modas son algo presente dentro del maquillaje, al igual que ocurre con la moda o con la música. Basta con que cualquier persona del mundo del cine o la televisión aparezca en público luciendo un determinado tipo de maquillaje para que, en pocas semanas o meses se haya convertido en algo frecuente entre la población.
Evidentemente modas han existido muchas, algunas más acertadas que otras, y es debido a ello que las técnicas de maquillaje que han perdurado tras su boom o éxito son, sin duda, las más recomendadas para ser empleadas en determinados trabajos de maquillado.
Una de estas técnicas que sufrió un notable auge en el momento de su aparición, y que a día de hoy se encuentra totalmente consolidada debido a los excelentes resultados que proporciona es el contouring.
¿En qué consiste el contouring?
Para todas aquellas personas que hasta este momento no conocían esta técnica, o ni tan siquiera habían escuchado su nombre, puede resultarles difícil imaginarse en que consiste la misma; aunque si nos fijamos bien en el nombre nos puede hacer recordar a la palabra contorno, y es que esta técnica va a tener mucho que ver con este concepto.
Mediante la técnica del contouring lo que se busca es realzar o dar protagonismo a las formas del rostro de la persona que se está maquillando, bien en todo su conjunto, o bien a determinadas zonas o elementos, como la nariz, los pómulos, la frente o la barbilla.
¿Y cómo se puede conseguir este efecto? Muy sencillo, mediante la aplicación de tonos oscuros para crear un efecto sombra, e iluminador en las zonas adecuadas para cada región del rostro. Gracias a ello podremos hacer destacar cualquier elemento que nos interese.
¿Cuál fue el origen de esta técnica de maquillado?
La implantación de esta técnica de maquillado a nivel general es algo reciente, ya que actualmente, gracias a la difusión de información que existe gracias a Internet muchas personas se encuentran al día de las últimas tendencias en el ámbito de la moda, el maquillaje, la música...
Sin embargo, el concepto de luces y sombras ya era empleado hace cientos de años en las representaciones teatrales de la antigüedad. Evidentemente los productos utilizados no eran ni remotamente parecidos a los utilizados en la actualidad, ni la finalidad de este tipo de maquillaje era la misma que hoy en día, pero sí el concepto de utilizar contrastes de sombra e iluminación para resaltar las facciones de los actores.
Fue ya, en los años 20 y 30 del pasado siglo cuando algunas de las más famosas actrices de entonces, como Marlene Dietrich, empezaron a utilizar esta técnica para así dotar a su rostro de un carácter más fuerte remarcando sus formas.
Pocos años más tarde, el maquillador Max Factor empezó a utilizar estos conceptos para conseguir que el rostro de los actores y actrices de cine mostrara todo su potencial en las películas, ya que con los maquillados convencionales se perdían las formas al ser captadas por las cámaras.
Desde entonces y hasta nuestros días han sido muchas las actrices, modelos... como Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Cindy Crawford o Marilyn Monroe; y bastantes maquilladores profesionales como el ya citado Max Factor, Ben Nye o Kevyn Aucoin, las que han lucido este tipo de maquillado o lo han empleado en sus trabajos.
Productos utilizados para crear sombra e iluminación
Los dos productos protagonistas de este tipo de técnica de maquillado son unos habituales de cualquier trabajo de maquillaje, tanto profesional como personal.
El iluminador
Este producto, como bien nos podemos imaginar, se emplea para dotar a aquellas zonas que nos interese de un color más claro que creará ese efecto de estar iluminada. Por lo general se aplica en aquellas zonas en las cuales se tiene interés en resaltar y dar protagonismo dentro del rostro.
Como ocurre con muchos otros productos, existen en el mercado diferentes tipos de iluminador, cada uno de ellos adecuado para unos trabajos u otros. Así pues, podemos encontrar iluminador en polvo, en forma de lápiz, en crema o líquido.
Cada uno de estos tipos de iluminador se va a aplicar de forma diferente debido a su formato o textura. Aquellos que se presentan en formato polvo se deberá aplicar con una esponja, pero para zonas más complicadas como los párpados o la zona de los labios se puede utilizar un pequeño pincel o los propios dedos, algo que nos facilitará la tarea.
Los iluminadores en formato lápiz suelen tener un pincel aplicador y son muy apropiados para esas zonas difíciles antes comentadas, aunque tras su aplicación puede resultar conveniente utilizar los dedos para extender y difuminar el producto.
Aquellos que vienen en formato crema (en tubo o en frascos) son muy sencillos de aplicar y extender debido a su textura. Se puede realizar con las manos o con una esponja.
Y, finalmente, los iluminadores líquidos también pueden aplicarse mediante la ayuda de una esponja y emplear los dedos para extenderlo.
A la hora de utilizar el iluminador se debe tener la precaución de no abusar en las cantidades empleadas ya que cualquier exceso podrá provocar la aparición de brillos o tonalidades excesivamente claras que podrán dar la sensación de ser zonas con sudor o con excesiva producción de grasa en el rostro. Este es uno de los motivos por los cuales se debe prestar especial atención en el momento de extender y difuminar el producto.
El tono oscuro
Para potenciar el efecto del iluminador, y también para restar protagonismo a aquellas zonas que nos interese, se aplica un tono bastante más oscuro que el resto de tonalidades empleadas en el trabajo de maquillado. Por lo general, se suelen emplear tonalidades bronce o marrón oscuro, y a este tipo de productos se les suele llamar también bronceadores (debido al color que proporcionan).
Este producto también se puede adquirir en diferentes formatos, los cuales coinciden en textura y propiedades con los del iluminador.
Lo habitual es que el bronceador se aplique en zonas como la región inferior de los pómulos, la frente y la zona alrededor de las orejas.
Productos especiales para contouring
La técnica del contouring ha pasado a formar parte del abanico de posibilidades que ofrece el maquillaje para cualquier persona (no solo para las grandes celebridades), por lo que muchos fabricantes cuentan entre su variedad de productos, con kits especialmente pensados para practicar la técnica del contouring, los cuales se componen tanto del bronceador como del iluminador, algo que minimiza el espacio ocupado en casa o en el lugar de trabajo, y la ventaja de adquirir de una vez ambos productos.
Pasos para realizar la técnica del contouring
Llegar a dominar esta técnica de maquillado es muy sencillo, aunque se deberán tener en cuenta ciertos aspectos para lograr un resultado profesional y un acabado perfecto.
Primer paso: la hidratación
Siempre, antes de iniciar un proceso de maquillado, se debe limpiar e hidratar correctamente el rostro. Este paso resulta esencial para que los posteriores se puedan desarrollar con total normalidad y no surjan problemas o imperfecciones en la aplicación.
Con este paso lo que se pretende es, primeramente, eliminar los excesos de grasa, piel muerta o cualquier otro elemento indeseable que pudiera haber sobre la piel, y segundo hidratar la piel para que esta se muestre elástica, tersa, libre de descamaciones, y así facilitar el fijado de los productos a utilizar posteriormente.
Si se desea obtener un maquillaje con una amplia cobertura se puede optar por emplear una base de maquillaje hidratante con color.
Segundo paso: elección del tono oscuro a emplear
En este punto, lo primero que se deberá realizar es aplicar una base de maquillaje en la mayor parte del rostro cuyo color sea el más parecido posible a la piel de la persona que se está maquillando. Esto es algo común en cualquier trabajo de maquillado.
Lo segundo, será aplicar el tono oscuro en las zonas adecuadas. Estas zonas son, por lo general, justo debajo de los pómulos formando una V, las zonas laterales de la nariz, el mentón, las sienes, y la región lateral del rostro cerca de las orejas. Para las zonas más amplias, como los pómulos y el mentón, se puede utilizar una brocha grande, mientras que para las zonas más pequeñas deberá utilizar una de menor tamaño.
Dependiendo del tipo de rostro que se esté maquillando estas zonas pueden variar e incluso añadir otras diferentes.
Para escoger el tono oscuro a aplicar se deben evitar las tonalidades anaranjadas o rojizas, y algo muy importante es que no produzcan ningún tipo de brillo. Los tonos más adecuados son aquellos de color bronce o amarronados.
Tercer paso: aplicación del tono claro
Llega el momento de crear el efecto claro-oscuro mediante la aplicación del tono claro sobre los puntos adecuados. Estos puntos, por lo general, serán el tabique de la nariz, la zona superior de las cejas, la zona superior de los pómulos y encima del labio superior.
Como se puede apreciar, el tono claro se aplica en zonas cercanas en donde previamente se había aplicado el tono oscuro. Para su aplicación se pueden utilizar los dedos
Cuarto paso: difuminado de los tonos aplicados
Una vez ya tenemos situadas las tonalidades sobre el rostro, será el turno de difuminar el producto aplicado para evitar que se vea como una "raya" o una mancha, y conseguir una transición suave entre uno y otro.
Para este paso se puede emplear una esponja, y realizar con ella pequeños círculos de manera que se funda con el iluminador empleado. Con esto se logrará dotar al conjunto de tonalidades de un aspecto mucho más natural, sin líneas o cortes bruscos entre ambos tonos.
Quinto paso: fijación del trabajo realizado
Una vez se ha conseguido el tono de color adecuado, será muy conveniente aplicar, al final de proceso, una cierta cantidad de polvos de maquillaje translúcidos que logren fijar todos los productos que se han aplicado hasta el momento y así poder disfrutar del trabajo realizado durante un buen número de horas sin tener que preocuparse por nada, además de resaltar más los tonos aplicados.
Antes de este paso, si se desea, se puede aplicar un poco de colorete, sin ser excesivo, en las mejillas para dotarlas de un ligero rubor.
¿Qué zonas son las más importantes en función del tipo de rostro sobre el cual se va a trabajar?
Como bien sabemos, no todas las caras o rostros tienen las mismas proporciones. Ello da lugar a una serie de categorías en las que unas zonas serán más importantes que otras, y en las que será conveniente aplicar bien un tono claro, o bien un tono oscuro.
Esto nos lleva a que, dependiendo del tipo de rostro, el iluminador y el bronceador tendrán unas zonas más óptimas de aplicación, las cuales se explican a continuación.
Rostros alargados
En este tipo de caras, el iluminador resulta más conveniente aplicarlo en la región inferior de los ojos, formando una especie de triángulo orientado hacia abajo, mientras que el tono oscuro se recomienda aplicar en la línea de nacimiento del pelo, de forma horizontal, y también en la zona del mentón.
Rostros cuadrados
En este caso, el bronceador deberá aplicarse en la zona de las sienes, en las mejillas, y en la zona final del mentón, casi por debajo de las orejas; mientras que el iluminador se aplicará en la barbilla, zona inferior de los ojos, y zona inferior de las cejas.
Rostros redondos
En las caras redondeadas, el bronceador se aplicará de manera vertical en las sienes, los pómulos y alrededor de la nariz, siempre de manera vertical. El iluminador se aplicará en la frente, debajo de los ojos y en la barbilla. De esta forma se romperá con la redondez natural de la cara otorgándole un aspecto más equilibrado.
Rostros en diamante
Para este tipo de rostro se deberá aplicar el bronceador en la zona de los pómulos, y el iluminador en la zona de la frente, la barbilla y debajo de los ojos.
Rostros triangulares
Este tipo de rostro es el que tiene la zona del nacimiento del pelo más ancha que la zona del mentón. En este caso se aplicará el tono oscuro en la parte superior de la frente, y el tono claro en la zona de la barbilla.
Para cada tipo de rostro, el procedimiento para realizar la técnica de maquillado del contouring es la misma, tan solo variará, como hemos podido ver, las zonas en las cuales se debe aplicar cada tono.